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sábado, 25 de junio de 2016

Asamblea en la carpintería

ASAMBLEA EN LA CARPINTERÍA
Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de
herramientas para arreglar sus diferencias.
El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La
causa? ¡Hacía mucho ruido! Y además se pasaba el tiempo golpeando. El martillo aceptó su
culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo, pues dijo que había que darle
muchas vueltas para que sirviera de algo. Ante el ataque, el tornillo aceptó salir, pero a su
vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía
fricciones con los demás. Y la lija estuvo de acuerdo, a condición que fuera expulsado
asimismo el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como
si fuera el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo.
Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se
convirtió en un lindo mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue
entonces cuando tomó la palabra el serrucho y dijo:
“Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con
nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros
puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos.”
La asamblea encontró que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era
especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era precioso y exacto.
Se sintieron, por lo tanto, un equipo capaz de producir muebles de calidad. También se
sintieron orgullosos de trabajar juntos.
¿Ocurre lo mismo con los seres humanos?
Observemos y lo comprobaremos. Cuando en una familia o empresa las personas buscan a
menudo los defectos en los demás, la situación se vuelve densa y negativa. En cambio,
cuando tratamos con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, es cuando
florecen los mejores logros humanos.
Es fácil encontrar defectos: cualquiera puede hacerlo. Pero encontrar cualidades es para los
espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.

Ruth Harf y Delia Azzerboni. 2014. Estrategias para la acción directiva. Bs. As. Ediciones Novedades Educativas, p. 79

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